1. Escucha activa: más allá del «¿cómo estás?»
En la virtualidad, no basta con hacer check-ins superficiales. Es importante desarrollar una escucha activa, en la que prestes atención tanto al contenido como al tono emocional de lo que comparte tu equipo.
Ejemplo real:
Laura, gerente de proyectos, inicia cada reunión virtual preguntando a su equipo cómo se sienten con el trabajo, pero también con su vida fuera de él. Ha notado que este espacio abre la puerta a conversaciones más sinceras y genera confianza. Una vez, uno de sus colaboradores compartió que estaba lidiando con la enfermedad de su padre, lo que permitió ajustar su carga de trabajo temporalmente y evitar el agotamiento.
2. Establece rituales de conexión
El liderazgo en la era híbrida no puede depender únicamente de los resultados. Necesitamos crear espacios intencionales para conectar como seres humanos.
Ejemplo real:
Una empresa de tecnología implementó los “viernes sociales virtuales”, donde durante 30 minutos, todos se conectan para hablar de cualquier tema que no sea trabajo. Esto fortaleció los lazos del equipo y mejoró la colaboración entre departamentos.
3. Transparencia y comunicación constante
Cuando no compartes un mismo espacio físico, es fácil que la información se fragmente. Los líderes deben comunicar de forma clara, frecuente y accesible.
Tip práctico:
Usa herramientas como Slack, Notion o Google Docs compartidos para que todos tengan acceso a la misma información. Además, no te olvides del cara a cara: una videollamada estratégica puede aclarar más que 20 correos.
4. Da autonomía, pero ofrece contención
Trabajar de forma remota requiere confianza. Sin embargo, delegar no significa desentenderse. El buen liderazgo implica acompañar sin microgestionar.
Ejemplo real:
Carlos, líder de ventas, empezó a establecer objetivos claros con su equipo, pero también fijó reuniones semanales uno a uno. Esto permitió que cada miembro tuviera libertad para trabajar a su ritmo, sabiendo que podía contar con apoyo cuando lo necesitara.
5. Reconocimiento genuino
En la virtualidad, el trabajo bien hecho puede pasar desapercibido. Reconocer los logros —por pequeños que sean— mantiene alta la motivación.
Tip práctico:
Incorpora un espacio en tu reunión semanal para destacar a quienes hayan aportado valor, innovado o apoyado a un compañero. Hazlo específico y auténtico.
Ejercicio práctico: «Conexión en acción»
Objetivo: Fortalecer el lazo humano dentro de un equipo remoto o híbrido.
Paso 1: En la próxima reunión de equipo, dedica los primeros 10 minutos a una pregunta que invite a compartir algo personal, como:
- ¿Qué te ha inspirado esta semana?
- ¿Qué serie/película/libro recomendarías y por qué?
- ¿Qué te gustaría que tus compañeros supieran de ti?
Paso 2: Escucha con atención y toma nota de las respuestas.
Paso 3: Durante la semana, haz una pequeña acción basada en lo que compartieron (por ejemplo, enviar un mensaje de seguimiento, compartir un recurso relacionado o simplemente agradecer la apertura).
Resultado esperado: Mayor empatía, cercanía y clima de confianza.
Conclusión
El liderazgo en la era híbrida va más allá de gestionar tareas. Implica sostener vínculos, cultivar la empatía y crear espacios donde las personas se sientan vistas, escuchadas y valoradas. Si logramos mantener la conexión humana, el equipo no solo rendirá más, sino que también se sentirá más feliz.