El coaching no es sinónimo de formación, consultoría, mentoring o terapia psicológica. Sin embargo, sí trabaja con un principio de confidencialidad, ya que se basa en el código deontológico para coaches. El objetivo del coaching es que logres tus objetivos, no aconsejarte.
-La metodología del coaching es la de un compañero que trabaja contigo haciéndote preguntas poderosas que te harán indagar dentro de ti y hacerte reflexionar sobre cosas que quizás no sabías que tenías que reflexionar. Estas preguntas se basan en el qué, para qué o cómo, pero no el porqué.
-A través de la conversación se consigue que encuentres tu manera de hacer las cosas y tu propio ritmo. Es por eso que el coach no aconseja, porque se confía plenamente en los conocimientos y habilidades del cliente, para que estos puedan superar sus bloqueos, y alcanzar sus metas.
– El coach trabaja del presenta al futuro y el pasado sirve para recibir información de recursos que puedan ser utilizados. Las preguntas del coach dirigen la mente del cliente hacia el futuro y no al pasado. Esto es porque el coaching no es un proceso correctivo: el coaching se enfoca en soluciones más que en los problemas.
La relación coach-coachee es de igual a igual, manteniéndote concentrado en alcanzar los objetivos.
-En cuanto a las metas que tengas, el coach te ayudará a que estas sean específicas, realistas, medibles, alcanzables y relevantes en un tiempo definido. Todo esto con planes de acción que dependen 100% de uno mismo.
-Un proceso de coaching no es una terapia. Es un proceso mucho más rápido y con menos sesiones. Para esto lo que se necesita es el compromiso total del coachee a cumplir los objetivos de cada sesión.
